Las Iglesias

La iglesia, cuya construcción se remonta a 1463, fue encargada por Bianca Maria Visconti en el lugar en el que se erigía la iglesia en la cual había celebrado su casamiento con Francesco Sforza en 1441. El edificio representa una de las joyas arquitectónicas del Renacimiento lombardo, antes de la aparición de Bramante.

El interior fue cubierto con frescos a partir de 1535 y representa uno de los complejos decorativos del Manierismo más armoniosos del quinientos en Italia del norte. La parte central del transepto está ocupada por un maravilloso coro de madera. Adyacente a la iglesia se encuentra el claustro del convento antiguo.

Erigida entre 1339 y 1345, con formas típicas del gótico monástico lombardo, estuvo sujeta a numerosas refacciones de los espacios interiores conservando, de la forma original, solo la estructura de la fachada. Centro de una vivaz vida religiosa y cultural gracias a la presencia del monasterio lindante de la Ordine degli Agostiniani, la iglesia se embelleció con el paso de los siglos, con importantes obras de arte, como bajorrelieves, esculturas, frescos y una mesa de Perugino de 1494, entre otros.

La Iglesia de S. Omobono, construida alrededor del año 1000, se encuentra en la plaza del mismo nombre, junto al Palazzo Pallavicino y al Palazzo Cattaneo. Erigida en un comienzo en honor a S. Egidio, posteriormente fue nombrada como el santo patrono de la ciudad: de hecho, el Santo falleció aquí durante la celebración de la misa en 1197. El interior fue transformado completamente con una decoración escenográfica de frescos. La parte más significativa de los frescos es probablemente la cúpula, con un fresco de la Gloria de S. Obomono, maravillosa por su efecto ilusorio.

La iglesia de S. Luca, fundada probablemente en 1165, fue adornada en 1415 con un rosetón con bellos bordes de arcilla y un elegante prótiro apoyado sobre dos leones, decorado con un elegante friso. En el interior, refaccionado en gran parte, todavía pueden encontrarse algunos frescos de la decoración del cuatrocientos en una de las capillas y en la sacristía.  Completa la plaza, un templo octogonal dedicado al Cristo resucitado.

La iglesia y el monasterio lindante fueron erigidos en el siglo X: se sucedieron las órdenes monásticas Benedittini, Umiliati y Teatini. El interior, de una única nave, con altares y estatuas de madera en los nichos laterales, posee maravillosos frescos. En el presbiterio son de gran importancia el altar de mármol y piedras duras y "la pala della Vergine in trono" de Giulio Campi. Junto a la iglesia se encuentra el maravilloso claustro logiado.

La fundación original de la iglesia de S. Michele se debe, según la tradición, a la Reina Teodolinda que, cuando falleció su marido, Agilulfo, en el 615, inició la construcción de esta y de otras iglesias de la ciudad. El edificio, de estilo longobardo, fue refaccionado a finales del siglo XII; el interior esta subdividido con columnas en tres naves y está embellecido con un importante patrimonio artístico, en el que se destaca el fresco del Juicio Universal en la bóveda del ábside.